Una ruta hacia la inclusión.
Una ruta hacia la inclusión.
Con el crecimiento de la escalada en los últimos años hay opiniones que chocan, entre quienes creen que la escalada no es para todos y quienes creen que la escalada es para todos. Yo soy una fiel seguidora de la segunda opinión, porque más allá de ser “para todos” creo que es una herramienta fantástica para la inclusión.
En nuestro país la inclusión es un concepto medio perdido y no muy bien entendido, cada vez hay más espacios especializados para personas con discapacidad pero en realidad en muchos lugares todavía les ven feo, se les limita el uso de instalaciones y las actividades, en fin, se les discrimina de mil modos, pero nuestra comunidad es tan bonita que puede ser una gran ruta para que las personas con discapacidad puedan formar parte de espacios en donde no solo se les respete, si no que realmente se les incluya.
Pocas cosas me dan tanto gusto como ver a mi hermano, Adrian, que tiene Síndrome de Down, formar parte de algo y ser recibido con gusto en un espacio y la escalada definitivamente ha sido uno de esos lugares. No lo practica mucho pero cada que va da su mayor esfuerzo. Le encanta platicar con cualquier escalador a su alrededor, dar beta (por que el se siente muy pro) y echar porras a quien se suba y realmente creo que siempre estas actitudes de él han sido super bien recibidas.
En la sociedad nos cuesta mucho trabajo aceptar a las personas con discapacidades especialmente intelectuales, para muchos es difícil esa convivencia pero la mentalidad escaladora nos transforma y se nota en el cómo tratamos a los otros, en la paciencia, la apertura a nuevas ideas, a todos los gustos, capacidades y formas de vida, claro que hay sus excepciones pero me he topado mas, con banda buena onda, que con gente no tan buena onda.
Creo que es el momento perfecto en esta etapa de expansión y construcción de muros por todos lados para que nos pongamos las pilas para crear clases inclusivas y tener personal capacitado para trabajar con cualquier persona, desde recepcionistas que sepan hablar lengua de señas, hasta coaches que estén capacitados para dar una clase a una persona con autismo por que el tener estas facilidades para todos, visualiza, crea equidad y la verdad es que una clase de escalada puede desarrollar en cualquier persona habilidades, sociales, físicas, emocionales y cognitivas que tal vez de otro modo no podría.
En fin, el punto es que la escalada sí puede ser para todos y solo depende de nosotros como comunidad; a los dueños de muros o espacios escaladores crear accesibilidad y nosotros como escaladores ser accesibles.
Por Fernanda Torres